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El sector de la ABOGACÍA en España refleja unas importantes características desde el punto de vista económico, en línea con el mercado de servicios profesionales en general, que determinan una importante diferencia con lo que puede encontrarse en otros países -en particular, en el ámbito anglosajón- con una tendencia marcadamente latina o mediterránea. Dichas particularidades vienen marcadas por distintas variables que son reseñables:
- En primer lugar es que está muy “atomizado” el número de colegiados ejercientes, que alcanza, a 31 de diciembre de 2015, el número de 136.000 con una tasa de 3,8 abogados/1.000 habitantes, lo que está en concordancia con otros países del sur europeo, como Italia o Portugal, y todavía bastante lejos del resto de países europeos, salvo el caso de Reino Unido, si bien allí la elevada densidad profesional se debe, fundamentalmente, a la considerable actividad financiera que se desarrolla en la city y que implica una ingente demanda de servicios jurídicos.
- En segundo lugar, el número de despachos es de unos 93.000, lo que supone un elevado número en términos tanto absolutos como relativos, teniendo en cuenta que la consecuencia de dicho número es que el 90% de los despachos cuentan con entre 1 y 3 socios aproximadamente.
- En tercer lugar hay que destacar que todavía coexisten un total de 83 Colegios de Abogados. Un número muy elevado para tan sólo 17 Comunidades Autónomas y 50 capitales de provincia.
El que haya despachos tan pequeños no es una gran noticia, porque uno de los datos que arroja es que hay mercado de trabajo interno, desde personas ya empleadas. Por otro lado, los grandes despachos nacionales e internacionales con superestructuras experimentarán un crecimiento importante en el número de contrataciones, si bien todavía deben enfrentarse al reto de evitar salidas y escapadas profesionales, son abogados descontentos con el limitado potencial de crecimiento que en ellos pueden encontrar debido al propio modelo de negocio. De esta situación de descontento y fuga de talento se beneficiarán y, por tanto estarán en lo alto de la clasificación en cuanto a número de fichajes, tanto los despachos medianos españoles como las Big Four internacionales.
En lo referido al minutaje y la facturación, según los datos facilitados por el Consejo General de la Abogacía Española, “a pesar de que no existen datos actualizados sobre la facturación del sector podríamos fijar la misma en torno a los 9.000 millones de euros”. Esta cantidad toma en consideración las cifras de 5.695 millones de euros de facturación de la Encuesta Anual de Servicios de 2005 y que el crecimiento de la actividad se cifró en el 15% (2006), 16,17% (2007), 11% (2008), y que en el resto de los años (2012, 2013, 2014), podríamos considerar que la actividad se encuentra estancada, podemos llegar a dicha cuantificación. Ello deja la facturación media por despacho en unos 80.000 euros, manifestación de la mencionada atomización, que se pone en evidencia también si se toman en consideración la retribución de los socios, el 60% de los cuales tienen unos ingresos medios de menos de 60.000 euros.
En los últimos años se ha apreciado cierto estancamiento de la actividad, si bien pordríamos decir que la crisis económica ha afectado en menor medida a la Abogacía que a otros sectores, aunque el problema no ha sido tanto la facturación, la demanda de algunos servicios relacioandos con la tutela del crédito o las situaciones de impago e insolvencia se han disparado, sino el pago de los servicios. No existe despacho que actualmente no tenga una carga importante de impagados, hasta el punto de que se reconoce que, en general, se trata de un problema nuclear, no sólo en la gestión del despacho, sino de la viabilidad del negocio.
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