Tras un 2022 en el que los precios de la vivienda crecerán en torno al 5%, el sector residencial entrará en una fase de ajuste, con caídas del 3% en 2023 y del 2% en 2024. Así se desprende del informe “Análisis del sector inmobiliario. Septiembre de 2022”, elaborado por Bankinter.
El informe señala que los principales detonantes de este ajuste serán el mayor coste de las hipotecas, la menor tasa de ahorro de los hogares y la pérdida de atractivo de la inversión en vivienda para alquiler.
La actividad inmobiliaria también descenderá, en concreto un 13% 2023 y un 5% en 2024, desde niveles máximos de hace 15 años. El informe destaca que el BCE apunta a un ajuste mayor para el conjunto de la Eurozona, que será de 9% en precios de vivienda y de un 15% en las transacciones los próximos dos años.
Los activos patrimonialistas sufrirán rebajas de valoraciones, de manera que el informe prevé caídas generalizadas en valoraciones de activos en 2023. Los bancos centrales suben tipos de interés en prácticamente todas las geografías y se incrementa la rentabilidad de activos
alternativos, como bonos soberanos”, se lee en el informe. Y por ello el inversor exigirá mayor rentabilidad a los activos inmobiliarios.
Por otra parte, aunque las rentas están vinculadas por contrato a inflación, la capacidad de trasladarla será menor en un entorno de recesión económica. Los activos más penalizados serán
oficinas y centros comerciales, dado además el auge del teletrabajo y el comercio electrónico. Por ello, según el informe de Bankinter, los activos que tienen mayor capacidad de subida de rentas son logísticos, centros de datos y salud (residencias de mayores y hospitales).
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