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Sareb en el Congreso

    Pilar Garrido, de Unidas Podemos.

    Esta semana en el Congreso de los Diputados, ante la propuesta de Unidas Podemos de dedicar las viviendas de Sareb a alquiler social, el Grupo Socialista registró una enmienda en la que asegura que la utilidad social de la Sareb está dirigida a “liquidar activos a través de la minimización del coste para el contribuyente, ponderando la utilidad de los activos dentro de su objetivo de maximizar el valor de los mismos”. En español, que no cabe dedicarlos a vivienda social.

    La coalición del Gobierno de España se divide así entre quienes quieren convertir los activos de Sareb en un parque de vivienda pública (Podemos) y quienes quieren devolver al mercado los activos tóxicos heredados de la crisis de 2008 (PSOE).

    “Si la deuda de la Sareb es pública, sus viviendas también”, aseguraba la diputada podemita Pilar Garrido. El propósito de Podemos es que Sareb no tenga una gestión en clave de negocio sino una gestión dirigida a garantizar una vivienda digna.

    Y el socio de Gobierno, en palabras del diputado socialista Valentín García Gómez, respondió en la sede parlamentaria que “la Sareb no es un instrumento público para desarrollar políticas de vivienda”, justificándose en que, analizando el mercado, el tamaño del parque público que posee Sareb es mínimo y su efecto en él, seguramente irrelevante.

    Las huestes indepes que apoyan al Gobierno (Oskar Matute, de EH-Bildu; y Pilar Vallugera, de ERC) apoyaron las tesis podemitas. Porque nada motiva más a los socios de Sánchez que ponerle contra las cuerdas para luego darle carrete.

    El de Bildu recordó que Sareb sirvió para limpiar los activos tóxicos de la banca por su mala gestión (que a las cajas de ahorros se refería, también a las vascas). “ Y ahora, que se aproveche lo que queda”, dijo a su modo vasco.

    La catalana pidió al Gobierno que deje a las comunidades autónomas utilizar estos activos. “Si no quieren plantar cara o no pueden, déjenoslo a nosotros”, dijo. Y así el País Vasco y Cataluña se quedan con las casas.

    De modo que la oposición lo tuvo así de fácil. El diputado del PP, Valentín Píriz, dijo que la iniciativa es “una patada en el tobillo al PSOE que responde a que el Gobierno se descompone”. “Se les ha ido la mano contra sus socios y la propuesta no hay por dónde cogerla”, remató el diputado popular en el otro tobillo.

    Y desde Vox, Rubén Manso Olivar recordó que fueron las cajas, y no la banca privada, las culpables del rescate de activos tóxicos, asegurando que a estas alturas es imposible recuperar una compra total con un sobreprecio de 18.000 millones de euros, la valoración aceptada (más o menos por todos) de los activos de Sareb.

    El caso es que Sareb y sus activos siguen ahí, recordándonos de dónde vienen pero sin saber a dónde van. Crisis tras crisis y gobierno tras gobierno. Sareb parece que nos acompañará siempre. Será un protagonista permanente, de mal recuerdo. Un protagonista tóxico del mercado inmobiliario español.

    Esperemos que cada vez más residual. Esperemos que cada vez menos recuerdo.