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Más de ocho millones de viviendas deberán superar el Informe de Evaluación de Edificios

    Más de 8,6 millones de vivendas en España deberían superar el Informe de Evaluación de los Edificios (IEE) en 2018, una inspección de carácter obligatoria para los inmuebles con más de 50 años (en algunas CCAA y ayuntamientos es incluso a partir de 30 años) que examina, entre otros aspectos, su estado de conservación, su grado de eficiencia energética y sus condiciones de accesibilidad.

    Así lo recoge el informe Tu Edificio en Forma, realizado por Mutua de Propietarios y el COAATIEMU (Colegio Oficial de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de la Región de Murcia), que analiza el estado de los 25,2 millones de viviendas españolas, para identificar las principales operaciones de mantenimiento que deben realizarse en un edificio, acorde a su antigüedad.

    De acuerdo con el análisis, los edificios construidos entre 1900 y 1955, período caracterizado por desarrollo inmobiliario lento, “podrían sufrir daños en las estructuras de madera de cubierta por pudriciones debido a la filtración de humedad o por ataque de carcoma que también podría afectar a las vigas de madera de los forjados”.

    El desarrollo inmobiliario de la década de los años 60 y 70 unido a una ejecución menos cuidada consecuencia de una construcción acelerada, favorece la aparición de grietas en fachadas, como consecuencia de la unión entre una estructura flexible y una envolvente de componentes más rígidos como son las fábricas de ladrillo; malos olores por falta de ventilación de las instalaciones de saneamiento y deterioro de los componentes de la instalación eléctrica y el cableado, llegando en último extremo a producir incendios..

    Entre 1980 y 1992 se produce el segundo crecimiento inmobiliario. Tras la crisis del petróleo se inicia un periodo de confianza culminado con la entrada de España en la Unión Europea en el año 1986. Son edificios de menos de 50 años de antigüedad no siendo obligatoria la realización del IEE. No obstante, los edificios situados en la costa están expuestos a la acción del ambiente marino, lo que se ha traducido en un deterioro acelerado de la envolvente y elementos estructurales sin envolvente.

    Con el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2007 y el hundimiento del sector de la construcción se inicia un periodo caracterizado por políticas de fomento de la rehabilitación, la accesibilidad y la eficiencia energética.