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La oferta de vivienda y la calidad de vida desplazan a los barceloneses

    Barcelona sigue creciendo y su internacionalización y éxito como ciudad para vivir y hacer negocios junto al clima socioeconómico positivo que está viviendo la convierte en un claro objetivo tanto de inversión como de disfrute para muchos. No obstante, ello tiene un lado positivo y otro más gris: el éxodo de los residentes locales hacia el extrarradio.

    Barcelona vista desde el Tibidabo (Oliver Bonjoch – wikimedia.org).

    Según datos de RtV Grupo Inmobiliario, los residentes locales ven reducida la oferta de viviendas para venta y para alquiler por la creciente demanda extranjera, el consecuente aumento de precios tanto por la ley de la oferta y la demanda como por las diferencias en las rentas entre los extranjeros y los nacionales. Ante este escenario, muchos residentes locales se están viendo obligados a desplazarse hacia la primera corona de Barcelona y otras comarcas como El Maresme, donde la oferta de vivienda para comprar y para alquilar ha aumentado a precio razonable, en el primer caso, y donde la calidad de vida es superior que en el centro de Barcelona, como es el caso de localidades cercanas a Barcelona como Alella o Vilassar de Mar y otras tales como Sant Andreu de Llavaneras, Tiana, Viladecans o Sant Cugat.

    A día de hoy, el precio de venta de vivienda en El Maresme y primera corona de Barcelona se sitúa en torno a los 2.500-3.000 euros/m2 y el del alquiler en los 700-850 euros, mientras que en Barcelona capital rondan en venta los 3.000-4.500 euros/m2 y los 1.000-1.500 euros de alquiler. La reducción del precio del petróleo y de la gasolina, el incremento de la eficiencia energética de los coches actuales y el buen estado de las comunicaciones viales facilita la movilización a un precio y en un tiempo razonable dentro y fuera de la gran ciudad, similar a lo que ocurre en otras grandes urbes internacionales como Londres, París, Nueva York o Hong Kong, entre otras.