Las compañías aseguradoras están actualizando sus estrategias en un nuevo escenario económico marcado por la inestabilidad y la amenaza de inflación. Un análisis de CBRE descubre dos tendencias opuestas.
Algunas de la claves para entender este comportamiento, según la consultora son pueden ser las siguientes:
La alta competencia con mucho apetito inversor por las facilidades de obtener apalancamiento y la falta de oportunidades de producto de calidad estable que cumplan los requisitos de unos inversores tradicionalmente muy conservadores. Además, la subida de tipos les permite encontrar inversiones más rentables y con menor riesgo que el inmobiliario en otros segmentos más tradicionales para sus estrategias de inversión.
Los nuevos productos de inversión inmobiliaria (coliving, centros de datos. BtR, etc) plantean dudas debido a la ordenación y legislación todavía poco madura y desigual. Estas incertidumbres locales generan riesgos que las aseguradoras no están dispuestos a asumir.
La necesidad de modernizar los activos para mantener la rentabilidad en un entorno marcado por los criterios ESG, la calidad y la ubicación, plantea en muchos casos la desinversión como la alternativa conservadora frente a una transformación de activos con un retorno a más largo plazo y por tanto con mayor incertidumbre.
La reducción de rentas y un mejor servicio a los inquilinos son las palancas que se están activando para mantener la rentabilidad de los activos en alquiler, aunque dichas estrategias no podrán mantenerse de manera continuada.
Por fin, esta tendencia de parón en la inversión se rompe, en ocasiones, con inversiones en activos singulares, con los que conseguir un ajuste de precios significativo, demostrando que las aseguradoras se mantienen activas en esa búsqueda de activos de calidad y con precio ajustado.